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—29—

19 No permitas que los perversos te inquieten
    ni sientas envidia de los que hacen maldades,
20 pues el perverso no tiene ninguna esperanza;
    su lámpara se apagará.

—30—

21 Hijo mío, respeta al SEÑOR y al rey,
    y no te unas a los rebeldes

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